Los 5 mitos más comunes acerca de la Misa Tridentina
Seguramente tus padres o abuelos te hayan comentado que antiguamente la Misa se celebraba de manera algo distinta a la que actualmente conocemos. Ellos pueden decir que conocieron la Misa cuando era en latín, con el altar pegado hacia el retablo y el sacerdote “dándole la espalda al pueblo”.
Actualmente, muchos laicos y sacerdotes están redescubriendo esta forma de vivir la Misa; sin embargo, esto no quita que hayan surgido algunos mitos alrededor de ella.
Aquí una lista de los 5 mitos más comunes acerca de la Misa tridentina.
1) Volver a esa Misa es negar el Concilio Vaticano II
Como muchos saben, el cambio en la forma de celebrarse la Santa Misa se dio como consecuencia del Concilio Vaticano II, pero este cambio nunca supuso la eliminación de la forma anterior. De hecho, San Juan Pablo II, con el motu proprio Ecclesia Dei, de 1988, exhortó a los obispos a que aceptaran las solicitudes de los fieles que quisieran vivir la Misa según la forma antigua. Además, Benedicto XVI mediante el motu proprio Summorum Pontificum, del 07/07/2007, fue muy claro al afirmar que los sacerdotes podrían celebrar la Misa Tridentina incluso sin el permiso de los obispos. En el mismo documento Benedicto XVI aclaró que la Santa Misa se puede celebrar de dos formas: Ordinaria (Según la reforma litúrgica posterior al concilio) y Extraordinaria (Según la forma tradicional).
Dicho de manera más simple: celebrando la Misa Antigua no se puede estar en contra del Concilio porque el Concilio nunca prohibió su celebración.
2) Está mal que el sacerdote celebre “dándole la espalda al pueblo”
La disposición del sacerdote de esa manera tiene un profundo sentido teológico. El sacerdote no le está dando la espalda al pueblo; más bien, está en la misma dirección del pueblo y delante de ellos liderando las plegarias a nuestro Señor que se encuentra en el tabernáculo pegado al retablo. Todos, fieles y celebrante, miran hacia el oriente (por eso la forma correcta de llamar a la posición del sacerdote es ad orientem o versus Deum) al sol que nace de lo alto (Lucas 1, 78).
También es interesante saber que la actual forma de la Misa fue originalmente “diseñada” para ser celebrada ad orientem. El misal que usan hoy todos los sacerdotes menciona que en varias partes de la Misa el sacerdote el sacerdote debe darse la vuelta para decir algo de cara a los fieles. ¿Por qué se daría la vuelta si no está antes mirando hacia el altar? Eso sí, posteriormente se dieron algunas directrices para permitir a los sacerdotes celebrar versus populum (de cara al pueblo).
A propósito, también el Papa Francisco ha celebrado la actual forma de la Misa ad orientem en el Vaticano.
3) Cuando la Misa es en latín no se entiende
Es cierto que en la actualidad prácticamente nadie habla latín tan fluido como para entender todo lo que se dice en una misa celebrada en ese idioma, pero es preciso hacer algunas aclaraciones al respecto. Si bien es cierto la Misa Tridentina se celebra en latín, hay partes que se dicen en español; por ejemplo las lecturas se leen primero en latín y luego en español y la homilía es completamente en español. Así que si temías no entender el sermón, puedes estar más tranquilo.
Pero también debemos tomar en cuenta las ventajas de que el resto de la Misa sea en latín. Quienes están habituados a la Misa Tridentina no tienen problemas en vivirla en cualquier parte del mundo y no sentirse afectados por la barrera del idioma. Al respecto, la filósofa católica Alice Von Hildebrand dice lo siguiente:
“Quienes hemos viajado continuamente recordamos la alegría del regreso a casa cuando entramos en una iglesia católica en Estambul, La Haya, Lisboa, o en México. Cuando escuchamos las palabras Introibo ad altare Dei, sabemos que estamos en casa y sentimos profundamente el vínculo que nos une a las personas que comparten nuestra misma fe, más allá de la raza”.
4) Esa Misa es solo para gente vieja
Nada más alejado de la realidad y Benedicto XVI lo sabía muy bien. Por eso, cuando publicó Summorum Pontíficum decidió acompañar su motu proprio con una carta a todos los obispos del mundo en la cual decía esto:
“Enseguida después del Concilio Vaticano II se podía suponer que la petición del uso del Misal de 1962 [Misal Tridentino] se limitaría a la generación más anciana que había crecido con él, pero desde entonces se ha visto claramente que también personas jóvenes descubren esta forma litúrgica, se sienten atraídos por ella y encuentran en la misma una forma, particularmente adecuada para ellos, de encuentro con el Misterio de la Santísima Eucaristía”.
Esta forma es tan fácil de ser asimilada por los jóvenes que durante la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro se organizaron varias Misas Tridentinas las cuales contaron con la asistencia de muchos jóvenes.
5) Es muy larga
Al igual que la forma actual de celebrar la Misa, su duración es muy variable. Una Misa rezada (sin cantos) puede durar 20 minutos y una solemne pontifical podría durar hasta dos horas. Pero ¿por qué habríamos de quejarnos por el tiempo? Acaso nuestro amor por Cristo es menor que el de nuestros hermanos ortodoxos quienes, por ejemplo, celebran su divina liturgia con una duración aproximada de tres horas. Con justa razón San Josemaría Escrivá de Balaguer decía “Si la Misa te parece larga es que tu amor es corto”; y lo decía él, quien la mayor parte de su vida solo conoció la Misa Tridentina.
¿Conoces algún otro mito sobre esta forma de la Misa?
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