Lazos espirituales de dos Papas: cómo San Agustín moldeó la fe de León XIV y Benedicto XVI
El Papa León XIV, al igual que su predecesor el Papa Francisco, es un pontífice de notables primicias.
Anteriormente conocido como el cardenal Robert Prevost, O.S.A., el Papa León XIV es el primer Pontífice de los Estados Unidos, el primero de América del Norte, el primero con ciudadanía peruana y el primero de la Orden de San Agustín.
Quizá el carisma agustiniano haya marcado profundamente su vida, incluyendo estos primeros días de su pontificado.
Sin embargo, la influencia de San Agustín de Hipona, obispo del siglo IV y Doctor de la Iglesia, no es exclusiva del Papa León entre los pontífices recientes.
El Papa Benedicto XVI, aunque no era miembro de los agustinos, comparte con el Papa León una vida y ministerio moldeados por San Agustín.
Tanto el Papa León como el Papa Benedicto realizaron su tesis doctoral sobre San Agustín cuando eran jóvenes sacerdotes.
El entonces Padre Robert Prevost, estudiante de derecho canónico en Roma, defendió su tesis doctoral en 1987, en la que abordó el rol de los priores locales en la orden agustiniana según la regla monástica de san Agustín.
El Papa Benedicto, como el Padre Joseph Ratzinger, obtuvo su doctorado en teología en 1953 en Alemania con una disertación sobre el concepto del Pueblo de Dios en San Agustín.
Pero, ¿cómo influyó San Agustín en su labor como obispos?
En ambos, esta influencia se tradujo en ayudar a otros en su búsqueda de Dios mediante la predicación y la cercanía pastoral.
San Agustín insistía en que los cristianos deben poner sus talentos al servicio de Dios y de los demás.
Para el Padre Prevost, esto se hizo evidente como misionero y obispo en el Perú. Allí acompañó a católicos y no católicos en medio de conflictos civiles y desastres naturales, ofreciéndoles un ejemplo de cómo vivir el Evangelio.
Para el Padre Ratzinger, este compromiso con el ideal agustiniano del servicio se manifestó en su labor docente y episcopal. Al igual que Agustín, enseñó sobre la compatibilidad entre la fe y la razón, y la primacía del amor como comunión.
Ambos Papas también han mostrado su devoción a san Agustín en sus respectivos escudos papales.
El escudo del Papa León XIV incluye un emblema de la orden agustiniana: un corazón inflamado y herido que descansa sobre un libro. Este símbolo representa la experiencia de conversión de San Agustín, quien la describió con la frase:
“Vulnerasti cor meum verbo tuo” – “Has traspasado mi corazón con tu Palabra”.
El escudo del Papa Benedicto XVI presenta una concha de vieira, que se relaciona con una famosa leyenda de San Agustín.
Un día, mientras caminaba por la playa, vio a un niño que intentaba usar una concha marina para vaciar el mar en un hoyo en la arena. Cuando le dijo al niño que eso era imposible, el niño respondió que eso representaba los intentos de Agustín por comprender el misterio de la Trinidad y la necesidad de una fe sencilla como la de los niños.
A medida que avanza el nuevo pontificado del Papa León XIV, no es necesario mirar muy atrás para ver la influencia de San Agustín, el Doctor de la Gracia, en los pontificados recientes.
Las enseñanzas del Papa Benedicto XVI estuvieron profundamente influenciadas por Agustín, y en una ocasión se refirió a él como “el Padre más grande de la Iglesia latina”. Al igual que él, enseñó que Dios es accesible a la razón humana y que tanto la fe como la razón conducen al conocimiento verdadero.
En un mundo marcado por desafíos cada vez más complejos, San Agustín puede ayudar al nuevo Papa —y a nosotros— a anunciar el Evangelio como respuesta a las preguntas más profundas del corazón humano.