La tumba perdida de San Francisco de Asís: la historia de cómo la Iglesia la halló tras 600 años
San Francisco de Asís es uno de los santos más queridos y venerados en la historia de la Iglesia.
Entonces, ¿cómo es posible que su tumba estuviera perdida durante cientos de años, para luego ser redescubierta rodeada de un extraño conjunto de objetos?
El santo fundador de la Orden de los Frailes Menores falleció en octubre de 1226, y menos de dos años después, el papa Gregorio IX lo declaró santo. Al día siguiente, el mismo pontífice colocó la primera piedra de la Basílica de San Francisco de Asís, que aún se mantiene en pie.
Es aquí donde la historia de sus restos se vuelve confusa.
Algunas fuentes señalan que un fraile encargado de la construcción de la basílica selló en secreto su cuerpo en una parte del templo para protegerlo de posibles invasores sarracenos. Otros afirman que el cuerpo de Francisco no se ocultó hasta el siglo XV, para resguardarlo de las disputas entre familias italianas.
De cualquier manera, hacia el siglo XIX, nadie sabía con certeza dónde se encontraba el cuerpo del santo, y hacía ya siglos que su ubicación se había perdido.
A comienzos de 1800, el papa Pío VII dio permiso a los católicos locales para buscar el cuerpo. Con bastante seguridad de que se encontraba en la basílica, el equipo retiró parte del suelo de la iglesia principal y encontró una serie de barrotes de hierro, similares a los que se usaban en el siglo XIII para proteger las tumbas. Tras excavar toda el área, bajo una gran cantidad de rocas y a través de un túnel, hallaron los restos intactos de San Francisco.
Sin embargo, el santo no estaba solo. Con su cuerpo se encontraron algunos objetos: 12 monedas de plata, 29 cuentas, un anillo, un trozo de hierro y una piedra sobre la que descansaba la cabeza de Francisco.
No está claro qué significaban estos objetos. Una fuente señala que las monedas estaban allí para ayudar a fechar la tumba. Otros ofrecen una interpretación más inquietante, asegurando que el fraile que selló la tumba de Francisco era alquimista y que los objetos formaban parte de algún tipo de ritual pagano antiguo. El hecho de que algunos de estos objetos parezcan haber desaparecido desde entonces alimenta aún más las interpretaciones conspirativas.
Sea como sea, el cuerpo de San Francisco fue trasladado a una tumba pública dentro de la basílica, donde actualmente está abierto a la veneración de los peregrinos.