"La Preciosa Sangre de Jesús logró liberarme de aquel demonio", el testimonio sorprendente de una mujer
La Preciosa Sangre de Jesús es una fuente inagotable que se derrama para la salvación de los seres humanos. Comúnmente en ChurchPOP contamos las experiencias de célebres exorcistas que, en el ejercicio de su ministerio, ayudan a personas que padecen algún tipo de accionar demoníaco.
Sin embargo, en esta ocasión, la historia que acercamos es la de una seguidora de nuestro sitio que nos compartió su asombroso relato.
No mencionaremos su nombre, pero aquí puedes encontrar su historia sobre el poder inmenso que tiene la Preciosa Sangre de Jesús.
“La Preciosa Sangre de Jesús logró liberarme de aquel demonio”, el testimonio sorprendente de una mujer
“Una vez estaba recién dada a luz y descansaba recostada en un sofá. Eran cerca de las 12 de la noche, estaba despierta pensando en la salud de mi bebé que había nacido prematuro”, comienza en su relato la mujer.
“De pronto sentí el cuello apretado por alguien, pude ver unos brazos musculosos como de un humo negro espeso y sus manos tenían dedos que terminaban en uñas filosas en forma de garra”, agrega.
“Empecé a forcejear pero esto me levanto. Recé y no podía terminar la oración, clamaba a Dios y nada que eso me soltaba, sentía ya que no podía respirar y clamé a lo que pude: Que la Preciosa Sangre de Jesucristo cubra todo lo que está dentro y fuera de esta casa. Al instante eso me soltó. Clamar la Preciosa Sangre de Jesús, logro liberarme de aquel demonio“.
La mujer luego continúa: “Debo decir, que cuando amaneció y salimos al patio de la casa, todas los animales hembras estaban muertos y los machos vivos. Ovejas, gallinas, ganzas, perras. Todas las hembras muertas y los machos vivos“.
“La Preciosísima Sangre de Nuestro Señor salvó mi vida de esa infestación, de ese mal, que no se como ni por qué llegó a mi casa”, enfatiza la mujer.
“Mi bebé es un varoncito, ya tiene 18 años. Hace 18 años fue ese acontecimiento. Siempre medito en el amor de Dios manifestado ese día para mi“, concluye.
¡Preciosa Sangre de Jesús, digna de todo honor y de toda gloria!