La historia de la santa que NO abordó el Titanic

Imagen del Titanic. Créditos: Dominio público

Santa Francisca Javier Cabrini necesitaba volver a Estados Unidos para continuar su labor social en Nueva York. Sus hermanas religiosas le reservaron un pasaje en el entonces nuevo transatlántico “Titanic”, pero la divina providencia la salvó de hundirse en el mar.

Santa Francisca es la primera santa canonizada de los Estados Unidos. Como religiosa católica, emigró desde Italia y fundó casi 70 instituciones en todo el mundo, incluyendo orfanatos, hospitales y escuelas para los pobres, abandonados y marginados.

En un artículo de National Catholic Register, el escritor Joseph Pronechen narró cómo esta santa se salvó de morir en el mar.

En abril de 1912, Santa Francisca se encontraba en Italia, en una visita a sus hermanas religiosas en Europa. La futura santa tenía planes de recorrer sus fundaciones en Francia, España e Inglaterra antes de zarpar de regreso a Estados Unidos.

Las religiosas de Inglaterra, emocionadas por recibir a su fundadora y superiora de 62 años decidieron hacerle un regalo, y le compraron un boleto en el entonces nuevo transatlántico “RMS Titanic”.

Mientras ellas esperaban ansiosas por la llegada de Santa Francisca a Inglaterra, la religiosa recibió una difícil noticia. El Hospital Columbus, que ella había establecido en Nueva York, se encontraba en problemas.

Santa Francisca debía regresar para recaudar dinero desesperadamente para proceder con una nueva expansión del hospital, por lo que decidió cambiar sus planes y partir antes, zarpando desde Nápoles (Italia).

Las hermanas estaban decepcionadas, pero esta decisión definitivamente la salvó de terminar en el mar.

Más adelante, el 5 de mayo de 1912, la religiosa indicaría a en una carta a la Hermana Gesuina Dotti:

“Solo he recibido dos de tus cartas hasta ahora, y si has enviado cinco, entonces se puede decir que se hundió en las profundidades con el Titanic. Si me hubiera dirigido a Londres, podría haber partido con él, pero la Divina Providencia, que está constantemente vigilando, no lo permitió. ¡Bendito sea Dios!”

El prefijo “RMS” en el nombre de Titanic significa “Royal Mail Ship”, pues se planeaba que este barco llevará correo bajo contrato con el Royal Mail británico.

Pero el Titanic no fue la única vez que la vida de Santa Francisca corre peligro por un iceberg

En 1890, durante su segundo viaje a Nueva York, Santa Francisca viajaba junto a sus hermanas religiosas y otros mil pasajeros en el barco “La Normandie”. A pesar de la tormenta, decidió ir a la cubierta y continuar escribiendo una carta:

“Deberían ver qué hermoso es el mar en su gran movimiento, ¡cómo se hincha y espuma! ¡Es verdaderamente una maravilla! ... Si estuvieran todas aquí conmigo, hijas, cruzando este inmenso océano, ¡exclamarían, '¡Oh, qué grande y maravilloso es Dios en Sus obras!'”.

Cerca de medianoche, narra ella en sus escritos, sintieron un fuerte golpe y el barco se detuvo. Ella y sus hermanas se vistieron y se prepararon para abordar los botes salvavidas si era necesario. El problema resultó ser una falla en el motor.

En ese punto "el mar se volvió tranquilo y hermoso" y el barco permaneció prácticamente inmóvil hasta que el motor fue arreglado por la mañana y pudo continuar. La avería causó un retraso de 11 horas, que probablemente salvó al barco y a los pasajeros de un desastre.

Dos días después, indicó la santa, se vieron “rodeados de icebergs en todas partes del horizonte ... eran aproximadamente doce veces el tamaño de nuestro barco”.

El capitán redujo la velocidad para pasar lenta y cuidadosamente a través del campo de hielo y evitar chocar con las "inmensas fortalezas dentadas".

“Madre Cabrini señaló que aunque se habían quejado cuando se rompió el motor, la crisis fue una gran gracia. Sin ese retraso, el encuentro del barco con los icebergs habría ocurrido en la oscuridad, probablemente con consecuencias desastrosas”, indica la biografía en la página de su santuario.

Desde el Titanic hasta La Normandie, no había duda sobre el cuidado de Dios sobre ella. 

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