Este fue el Cónclave más largo de la historia: 34 meses sin Papa

Crédito: Vatican Media.

“Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”. - Mateo 16, 18

Pocos episodios en la historia de la Iglesia revelan con tanta intensidad el peso y la seriedad de la misión de elegir al sucesor de San Pedro como el Cónclave de Viterbo, realizado entre 1268 y 1271.

Fueron casi tres años sin Papa, en un escenario marcado por divisiones políticas y tensiones espirituales. Y fue precisamente en este contexto que surgió el término "Cónclave", del latín cum clave, que significa "con llave".

Tras la muerte de Clemente IV: una Iglesia en espera

Todo comenzó el 29 de noviembre de 1268, cuando falleció el Papa Clemente IV. El colegio de cardenales se reunió en la ciudad de Viterbo, en Italia, para elegir a su sucesor.

Pero el proceso, que debía durar días o semanas, se extendió por 34 meses. ¿El motivo? Una profunda división entre los cardenales de origen francés y los de origen italiano, que no lograban alcanzar los dos tercios necesarios para elegir a un nuevo pontífice.

Mientras tanto, la Sede Apostólica permanecía vacante. Y el mundo católico observaba con preocupación el prolongado silencio de la Cátedra de Pedro.

Encerrados y presionados: nace el “Cónclave”

Ante la demora, el gobernador de Viterbo tomó una decisión inusual: encerró literalmente a los cardenales y ordenó el racionamiento de alimentos hasta que llegaran a una decisión.

Fue este episodio el que dio origen a la palabra “Cónclave”: una elección realizada bajo llave, con el fin de proteger el discernimiento espiritual e impedir influencias externas.

La elección de un Papa improbable

Sin lograr consenso, los cardenales delegaron la decisión a un grupo más reducido. Así, el 1 de septiembre de 1271, fue elegido Teobaldo Visconti, archidiácono de Lieja — un hombre que ni siquiera era cardenal ni sacerdote en el momento de la elección.

Visconti aceptó la misión y eligió el nombre de Gregorio X. Su humildad y docilidad a la voluntad de Dios marcaron profundamente aquel tiempo de renovación y reforma.

En 1274, Gregorio X publicó la constitución apostólica Ubi Periculum, que estableció normas definitivas para los Cónclaves, asegurando el aislamiento de los cardenales durante el proceso y su deber de actuar con prontitud y oración.

Fuente: Constitución Apostólica Ubi Periculum (1274)

A la luz de la Palabra de Dios

La Iglesia, incluso en tiempos de división, permanece bajo la promesa de Cristo:

“Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”. - Mateo 28, 20

Y San Pablo nos recuerda:

“Ha escogido Dios lo débil del mundo, para confundir lo fuerte”. - 1 Corintios 1, 27

Lecciones para hoy

El Cónclave de Viterbo nos enseña que el discernimiento en la Iglesia exige escucha, sacrificio y apertura al Espíritu Santo. Más que un proceso electoral, es un acto de fe y obediencia a la voluntad de Dios.

“Asiste, Señor, con tu Espíritu a los Pastores de la Iglesia, para que no busquen su propio interés, sino lo que conviene al bien de todos.” - Oración de la Liturgia de las Horas
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