Estas son 5 lecciones que esta niña nos da para crecer en santidad
Laura Vicuña nació en Santiago, Chile, el 5 de abril de 1891. Pocos años después de su nacimiento, su padre murió. Su madre, Mercedes, se vio obligada a mudarse a Argentina para superar el hambre.
A los nueve años, la madre de Laura la inscribió con su hermana, Julia, en una escuela salesiana, mientras comenzaba a trabajar para un señor llamado Manuel Mora como su sirvienta y compañera a cambio de alojamiento, comida y matrícula escolar para sus dos hijas.
Manuel Mora era un tipo desagradable que maltrataba regularmente a Mercedes.Una vez, durante el receso escolar, Mora golpeó a Laura dos veces e intentó avanzar hacia ella. Cuando ella se resistió y escapó, él retuvo la matrícula.
Sin embargo, una vez que las hermanas salesianas se enteraron de la situación, le ofrecieron una beca a Laura y su hermana. Luego estuvieron a salvo en la casa de otra benefactora.
La pequeña Laura se enfermó y le ofreció su enfermedad por la conversión de su madre. Cuando estaba cerca de la muerte, las hermanas llamaron a su madre. Laura se alegró mucho al verla. Mercedes, al verla enferma, fue a confesarse y prometió vivir más de acorde a Nuestro Señor.
Cuando Laura escuchó esto, se sintió abrumada de alegría y exclamó: “¡Gracias, Jesús! ¡Gracias María! ¡Ahora puedo morir feliz!”. Laura murió el 22 de enero de 1904. Tenía solo 12 años.
¿Qué cinco lecciones de santidad nos puede enseñar Laura Vicuña? Aquí hay algunas citas que nos pueden ayudar.
1. “Hacer la Voluntad de Dios: esta es mi oración favorita”
Ora por la voluntad de Dios en tu vida y ora por el coraje de seguir Su voluntad. Él te conoce y te ama más de lo que te amas a ti mismo. Él puede y hará algo hermoso de ti si lo dejas.
2. “Sé constante en la virtud”
Practica hábitos sagrados, especialmente la virtud de la pureza. Ora por la gracia del autocontrol. Toma la custodia de tus sentidos. No hagas, hables, mires o escuches nada que pueda comprometer la virtud, especialmente la pureza. Permanezca en un estado de gracia y confiésate a menudo. Si te caes, ¡confiésate de inmediato!
3. “¡Oh Jesús, me ofrezco a ti y quiero ser todo tuyo!”
Laura era famosa por recibir la Sagrada Comunión tan a menudo como podía, y por hacer visitas al Santísimo Sacramento. Mantente cerca de Jesús en la Eucaristía.
4. “¡Oh María, dame tu mano, toma la mía!”
Quédate cerca de la Santísima Madre. Laura estaba cerca de nuestra Señora y nuestra Señora estaba cerca de ella.
5. “Sufre en silencio y sonríe siempre”
Mantente alegre, incluso en medio del sufrimiento. En otras palabras, ofrécelo y siga sonriendo. Laura hizo eso y desde entonces ha sido elevada al altar.