El pelícano y la Eucaristía: cómo esta ave se convirtió en símbolo del amor de Cristo
¿Sabías que el pelícano es un poderoso símbolo de Jesucristo en la tradición católica?
A menudo puedes ver representaciones de esta ave en el arte católico, vitrales, murales o mosaicos.
Entre los muchos símbolos que enriquecen la fe y el arte católico, la historia del pelícano ofrece una catequesis cautivadora sobre el amor sacrificial del Señor.
¡Una vez que sabes lo que estás buscando, empezarás a encontrarlos por todas partes!
Aquí algunos ejemplos de pelícanos en el arte católico:
Sin embargo, esta conexión se basa principalmente en un malentendido surgido en la Edad Media.
Una antigua leyenda muy difundida contaba que una madre pelícano hería su propio pecho para alimentar con su sangre a sus crías durante tiempos de hambruna. Este gesto salvaba a sus polluelos a costa de su propia vida.
¿Te suena familiar?
Los primeros cristianos vieron un paralelo entre este acto y la Pasión de Cristo. Jesús entregó su vida y derramó su sangre por nuestra salvación.
El simbolismo Eucarístico también es notable, ya que el pelícano representa a Jesús alimentando a los fieles con su Cuerpo y Sangre.
Más allá de eso, la madre pelícano encarna también la caridad y el amor de Jesús. Ella es fuente de vida, así como Jesús en la Eucaristía es la fuente y cima de nuestras vidas como cristianos.
La cuenta de Instagram Catholic_Truth publicó recientemente sobre esta fascinante relación. Explicaron la leyenda del pelícano:
“En otra versión, si sus crías yacen muertas en el nido, ella abre su costado, las rocía con su sangre vital y las devuelve a la vida, a costa de la suya.
Ella muere… para que ellos vivan”.
Sin importar el origen o la precisión de la historia, el pelícano sigue siendo uno de los símbolos de la Iglesia del amor sacrificial de Dios.
Esta analogía también se menciona en un canto. Santo Tomás de Aquino incluyó esta línea en su himno Adoro Te Devote:
“Señor Jesús, Pelícano bueno, límpiame a mí, inmundo, con tu Sangre, de la que una sola gota puede liberar de todos los crímenes al mundo entero”.
La próxima vez que veas un pelícano —ya sea en el arte cristiano o en tus vacaciones de verano— reflexiona sobre la profundidad del amor de Cristo por ti y por Su Iglesia.