El milagroso lagrimeo de la Virgen reconocido por la Iglesia y grabado en un video antiguo

¿Conoces la milagrosa historia de la Virgen de las Lágrimas? Las crónicas de la época nos remontan a un día muy especial para Sicilia, un 29 de agosto de 1953 en casa de una pareja.

Dos jóvenes esposos, Angelo Iannuso y Antonina Lucia Giusti, que se casaron el 21 de marzo de 1953, vivían en una modesta casa en Via degli orti di S. Giorgio en Siracusa. Antonina estaba embarazada en ese momento y tenía un embarazo que parecía difícil.

Antonina sufría tanto que en algunos momentos del día perdía la visión. En la noche del 29 de agosto, alrededor de las 3 de la madrugada, quedó completamente a ciegas.

Por razones de comodidad solía dormir con la cabeza vuelta hacia la cama, justo frente a una pequeña efigie que representaba al Inmaculado Corazón de María.

La Virgen de las Lágrimas: cuando una imagen de Nuestra Señora lloró y fue grabada en un antiguo video

Por la mañana, alrededor de las 8:30 se despertó. Inexplicablemente, Antonina había comenzado a ver de nuevo. Su mirada se posó en la efigie de la Virgen que había comenzado a lagrimear.

Entonces, Antonina decidió informar inmediatamente a su cuñada sobre lo que estaba ocurriendo, y entró en el dormitorio. Ella, se sube a la cama y acercándose a la imagen se da cuenta de que la Virgen estaba llorando.

El llanto de la imagen de la Virgen se conoció y pudo ser registrado por un cineasta de la época .

En una Italia que todavía intentaba salir del dolor de la Segunda Guerra Mundial, la noticia se recibió con mucho sensacionalismo y euforia.

La gente se reunía frente a la humilde casa de los Iannusos para rezar el Rosario. La noticia conmueve a Italia y más allá, hay periódicos del Lejano Oriente que informan del prodigio milagroso, y en el espacio de 3 o 4 días llegan carros de enfermos y fieles de todas partes a ver a la Virgen de las Lágrimas.

Se estudió de inmediato si se había aplicado una bomba de agua detrás de la imagen, pero nada. La imagen de yeso en efecto estaba llorando. No había explicación natural.

Unos días después del evento milagroso de la Virgen de las Lágrimas, se formó un equipo mixto de médicos tanto de la Diócesis de Siracusa como externos y brindó un informe extenso. En el momento de las investigaciones, la imagen, regalo de bodas de los Iannusos, ya había dejado de llorar, casi como si estuviera esperando ese momento.

Aquí puedes ver el antiguo video grabado en 1953.

La parte de la aparente mayólica de la efigie de la Virgen se desprendió del soporte de vidrio negro y se pudo constatar que consistía en un espesor de yeso de aproximadamente 1 a 2 cm y que al momento del examen estaba completamente seco.

El líquido recolectado fue sometido a una serie de análisis químico-físico-biológicos que, al compararlo con la secreción lagrimal de un adulto y un niño de dos años y siete meses, resultaron de la misma composición y las mismas sustancias excretoras del tipo de humano. Eran auténticas lágrimas.

El informe del 9 de septiembre de 1953 llevó la firma de los integrantes y del propio presidente de la Comisión, el Dr. Cassola, quien a pesar de ser ateo y no creyente, no supo explicar científicamente el fenómeno.

Tres meses después de la publicación de los análisis técnico-científicos, los obispos sicilianos declararon auténtico el lagrimeo. Como escribe Famiglia Cristiana, un año después del Papa Pío XII , el 17 de octubre de 1954 dio a conocer por todo el mundo un mensaje radial que decía entre otras cosas:

«¿Entenderán los hombres el misterioso lenguaje de esas lágrimas? ¡Oh, lágrimas de María! “.

Fue la respuesta del Telón de Acero soviético y la Iglesia del Silencio, perseguida por el régimen comunista.

Ante la continua afluencia de millones de peregrinos, la efigie se trasladó desde la Piazza Eurípides a las criptas del nuevo Santuario que se estaba construyendo, ya era 1968.

Fue solo en 1989, con la finalización del nuevo Santuario, que la imagen de la Virgen de las Lágrimas se colocó detrás del altar y fue consagrada en 1994 por el Papa San Juan Pablo II.

Las lágrimas aún se guardan dentro de un relicario precioso dentro del Santuario.