El milagro de Lille: Misa a la luz de las velas reúne a cientos de jóvenes cada semana
La capellanía de una universidad en Francia congrega cada semana a cientos de estudiantes para vivir una Misa a la luz de las velas. Desde su lanzamiento, esta iniciativa especial no ha dejado de traer jóvenes de vuelta a la fe.
Según indica la corresponsal Solène Tadié en un artículo para National Catholic Register, cada martes a las 10:00 p.m., entre 800 y 900 estudiantes se congregan en la Capilla de San José en la Universidad Católica de Lille para una Celebración Eucarística especial.
Esta iniciativa, que fue lanzada el 2016, no para de recibir nuevos jóvenes semana tras semana, un número que se refleja en la cantidad de personas que deciden ingresar a la Iglesia Católica.
La Misa a la luz de las velas fue creada por un grupo de seis estudiantes en una pequeña capilla que pertenecía a la capellanía. Rápidamente superó la marca de 300 participantes, obligando a reubicar la celebración eucarística a un ambiente más grande.
En 2019, la gran Capilla de San José adyacente a la escuela fue restaurada, y la Misa empezó a celebrarse ahí. En solo un año, esta iniciativa logró llenar los 600 asientos de la iglesia, obligando a los estudiantes que querían participar a llegar temprano para evitar estar de pie.
Tadié indicó que durante la Cuaresma del 2024, la seguridad tuvo que rechazar el ingreso de cientos de fieles, ya que las regulaciones prohíben que más de 900 personas estén en el edificio al mismo tiempo.
La Misa a la luz de las velas
Las velas son colocadas principalmente en el coro y en el pasillo central, para que la atención esté solo en Cristo. La luz ayuda a los jóvenes participantes a elevar su mirada al cielo en un auténtico cara a cara con Dios.
“Todo está centrado en la Palabra de Dios, de su Iglesia, que va mucho más allá de lo que los hombres son capaces de crear, y que es parte de una larga historia y tradición que se remonta mucho tiempo atrás, ofreciendo un ancla sólida para todos aquellos que están pensando en su futuro y sienten que viven en un mundo muy cambiante, muy líquido y lleno de incertidumbres”, señaló el capellán de la Universidad Católica, Padre Charles-Marie Rigail.
El sacerdote agregó que los jóvenes no logran saciar esa sed de pertenecer a algo a pesar del consumo de redes sociales, de las modas y los dispositivos electrónicos.
“Así es como se tocan los corazones de las personas, se rompen los prejuicios actuales sobre la Iglesia y se genera conciencia sobre su utilidad y relevancia, tratando de ofrecer algo que sea bueno y lo más correcto posible”.
El P. Rigail señaló que esta oscuridad penetrada solo por la luz de las velas proporciona una experiencia muy personal, una condición necesaria para la interioridad que esta Misa pretende fomentar.
Un número creciente de conversiones
Uno de los grandes triunfos de la iniciativa es el número de nuevos catecúmenos, que cada año se ha duplicado.
“Me aseguro de quedarme y charlar con las personas después de la Misa, y me encuentro con todo tipo de personas, desde católicos practicantes hasta ateos declarados, algunos de los cuales, conmovidos por lo que vieron, terminan queriendo saber más, mientras que algunos creyentes no practicantes deciden profundizar en su fe”, indicó el sacerdote.
Pero la misión evangelizadora no queda ahí, durante la semana se realizan diferentes actividades promovidas por los ocho jóvenes miembros de la oficina de la capellanía y los muchos voluntarios.
El P. Rigail señaló que la misión final de esta Misa no es convertir a los participantes en “consumidores de una hermosa liturgia”, sino en católicos capaces de ser actores de su propia fe y de llevar este modelo cuando hayan dejado la universidad.
“Perderíamos el objetivo si, al llegar a sus parroquias locales, estos jóvenes se desanimaran por celebraciones mucho menos atractivas y decidieran viajar 50 kilómetros para encontrar una liturgia que les convenga.
Por el contrario, nuestro objetivo es aumentar su aprecio por la liturgia hasta el punto de alentarlos a arremangarse y participar más en sus parroquias para mejorar la belleza de las celebraciones y así reproducir localmente el ‘pequeño milagro de Lille’”.