Eduardo Verástegui responde ante críticas por la participación de Gael García Bernal en su nueva película

Eduardo Verástegui / Gael García Bernal. Crédito: Flickr Vox España (CC0 1.0) / Flickr Festival Ambulante (CC BY-SA 2.0)

Ante las críticas por la participación del actor mexicano Gael García Bernal como San Joaquín en la película Zero A.D., Eduardo Verástegui respondió con un mensaje directo: “Dios puede cambiarlo todo… incluso a un actor”.

El actor y productor católico Eduardo Verástegui se pronunció recientemente ante las reacciones que ha generado la elección de Gael García Bernal como parte del elenco de Zero A.D.

La película retrata acontecimientos fundamentales en la historia de la salvación, como la Anunciación, el nacimiento de Jesús y la persecución de los Santos Inocentes. Está protagonizada por Sam Worthington, Ben Mendelsohn, Gael García Bernal y Jim Caviezel.

Verástegui reconoció y valoró la preocupación de los fieles por la autenticidad en las obras que representan la vida de la Sagrada Familia, pero recordó que Zero A.D. es una obra cinematográfica, no un documental.

“El director Alejandro Monteverde, un hombre de fe y de profunda visión artística, eligió a Gael García Bernal no por sus posturas ideológicas, sino por su capacidad interpretativa como actor. Nadie en esta producción pretende exaltar a Gael como modelo de vida cristiana. Interpretar a San Joaquín no es proclamarlo santo, sino simplemente invitarlo, como actor, a formar parte de algo más grande que todos nosotros”.

Verástegui también hizo un llamado a la comunidad creyente a mirar más allá y recordó que la belleza y el arte pueden ser instrumentos de Dios para tocar corazones, incluso si el artista no busca explícitamente glorificarlo.

“Los invitamos: vean la película con los ojos del corazón. Y si después de verla siguen pensando igual, lo respetaremos. Pero quizás, solo quizás, Dios los sorprenda”.

Este es el texto completo que publicó Eduardo Verástegui:

A quienes han expresado su preocupación o rechazo por la participación de Gael García Bernal en la película Zero A.D.:

Entendemos y valoramos su deseo de autenticidad y coherencia, especialmente en una obra que retrata algo tan sagrado como la vida de la Sagrada Familia. Esa misma pasión por la verdad es la que nos mueve a nosotros también.

Pero permítannos compartirles algo desde el corazón: Zero A.D. no es un documental ni una canonización. Es una obra cinematográfica. Y como bien sabemos, Dios escribe recto en renglones torcidos.

El director Alejandro Monteverde, un hombre de fe y de profunda visión artística, eligió a Gael García Bernal no por sus posturas ideológicas, sino por su capacidad interpretativa como actor. Nadie en esta producción pretende exaltar a Gael como modelo de vida cristiana. Interpretar a San Joaquín no es proclamarlo santo, sino simplemente invitarlo, como actor, a formar parte de algo más grande que todos nosotros. Y lo hizo con respeto, entrega y un trabajo que realmente conmueve.

Y aquí hay que decir algo con claridad: Gael García, o cualquier otro actor que no sea católico practicante, tiene todo el derecho de participar en una obra que promueve valores universales.

Si para hacer cine con contenido trascendente solo pudiéramos contratar actores católicos practicantes, sería prácticamente imposible producir películas. No estamos canonizando actores. Estamos contando historias que transforman.

Si descartáramos a cada artista por no coincidir con nuestros valores, tendríamos que cerrar las puertas de la Capilla Sixtina. Imagínense: ¿que no entren a verla por lo que creía Miguel Ángel? ¿Tampoco a contemplar La Piedad? ¿Vamos a dejar de admirar la belleza porque el corazón del artista no estaba del todo alineado con la doctrina? La belleza puede ser vehículo de verdad incluso cuando el artista no lo busca. Dios se vale de todo para hablarnos.

¿Quién puede decir que esta película no será el inicio de una conversión? Quizá no solo para los actores, sino también para millones de personas que la vean.

Si exigiéramos que solo los santos interpretaran a los santos, no tendríamos cine de inspiración cristiana. No evangelizamos desde la perfección, sino desde la belleza, el arte, el relato, la verdad y la esperanza. Este proyecto tiene una misión clara: tocar corazones, dentro y fuera del set, a través de la historia que cuenta Zero A.D. sobre la Anunciación, la Natividad del Hijo de Dios y la persecución de los Santos Inocentes.

A quejones critican y cuestionan, los leemos y los escuchamos. Pero también los invitamos: vean la película con los ojos del corazón. Y si después de verla siguen pensando igual, lo respetaremos. Pero quizás, solo quizás, Dios los sorprenda.

Y si de verdad les duele el alma por lo que representa Gael o cualquier otro actor fuera del set, entonces recen por ellos. Tal vez sus oraciones, con la gracia de Dios, logren provocar una metanoia en sus vidas. Porque Dios puede cambiarlo todo… incluso a un actor.

Se los digo por experiencia propia.

Y es aquí donde también conviene recordar algo: «El que esté libre de culpa, que lance la primera piedra» (cf. Jn 8,7). No estamos llamados a excluir, sino a invitar.

Gael García Bernal y sus actuaciones polémicas

La elección de Gael García Bernal para interpretar a San Joaquín ha generado incomodidad entre algunos fieles católicos, debido a su participación en películas en contra de la Iglesia Católica.

Uno de los casos más recordados es “El crimen del padre Amaro” (2002), donde Bernal da vida a un joven sacerdote involucrado sentimentalmente con una mujer del pueblo. La cinta presenta una visión polémica del clero, al insinuar vínculos con el narcotráfico, relaciones afectivas entre sacerdotes y mujeres, e incluso el encubrimiento de estas situaciones mediante el aborto.

Asimismo, el actor participó en "La mala educación" (2004), una película que aborda el abuso dentro de instituciones religiosas, lo que también generó controversia en su momento.

Ante los cuestionamientos por el historial cinematográfico del actor, Eduardo Verástegui señaló que “en esta película, él [Bernal] no está siendo promovido por su ideología, sino por su capacidad actoral, y su trabajo no distorsiona el mensaje: lo sirve”.

"Nosotros marcamos la línea narrativa; él presta su cuerpo y su talento. En ese contexto, incluso una vida personal contradictoria puede ser redimida en pantalla si el mensaje que llega al espectador es verdadero y bello. Así actúa Dios: se vale de instrumentos imperfectos para tocar corazones".
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