Don Jesús Higueras: “Uno de los pocos párracos de masa que quedan en Madrid”
El diario El País informó el pasado 20 de octubre sobre un peculiar caso de “Misa de masas”. Algo que ya no se suele ver mucho hoy en día, en especial por estar viviendo una de las crisis más grandes de la historia de la Iglesia.
Este es el caso de la Parroquia Santa María de Caná, Municipio de Pozuelo de Alarcón, Madrid, España; iglesia que recibe normalmente a 1800 personas en la Misa más popular de todos los domingos, el de la 13:30 pm.
Los grandes números de fieles no se debe a ninguna festividad. Ellos vienen a participar de sus misas habituales. “En tiempos de crisis de fe, Higueras es uno de los pocos párrocos de masa que quedan en Madrid”, escribió El País.
¿Cómo es una Misa en esta parroquia?
Según el diario, cada Misa de domingo el sacerdote tiene que abrirse paso “entre una multitud para llegar al altar”. Asimismo, tiene que tener cuidado de pisar a los niños, “que juegan en una pequeña antesala que sirve como guardería”.
“Los parroquianos hacen un pasillo para que entre [el sacerdote] en la nave principal donde le esperan en silencio solemne cientos de personas”, escribe el diario. También menciona que, en cada celebración, hay unas 200 personas que se encuentran a las afueras del templo siguiendo la Misa por audio.
Mientras tanto, “cuatro sacerdotes atienden a los pecadores en confesionarios con pequeñas luces de semáforo en la puerta y cuando llega el momento de la comunión, 14 asistentes le ayudan para que no se forme una cola eterna”, describió el diario.
¿Qué hay en esta iglesia que atraiga a tantos?
“‘Esta es la mejor de Madrid’, dice Ignacio Masoliver, un adolescente de Aravaca. ‘No sé explicar qué tiene pero a la gente le encanta’”, escribió el diario.
Sin embargo, si los fieles deben apuntar a un motivo que les ayuda a abrazar a una vida de fe, ese sería el trabajo apostólico del sacerdote Don Jesús Higueras, párroco de la iglesia.
Con 55 años de edad, Don Jesús lleva unos 24 años trabajando en la parroquia. Por alguna razón, sea por su estilo al hablar o por su mensaje, las personas siguen sus homilías con atención. Esto lo logra sin necesidad de “excentricidades de telepredicador”, como indicó el medio.
Las seis misas que da los domingos se tiene la iglesia llena. Los fieles lo describen como alguien entregado a la comunidad. El mismo sacerdote, en una entrevista al diario, indicó: “Dedico ocho horas al día a escuchar a las personas, me cuentan sus disgustos, su vida”.
Según se escribe en este medio, la parroquia tiene muchos eventos donde los fieles pueden encontrar crecimiento y comunidad. Se puede participar de clases, talleres y momentos de oración. La iglesia presenta una vida más allá de sus servicios religiosos.
“Bromea diciendo que a estos jóvenes les cuesta apartarse de la iglesia. ‘Este es un lugar de gracia’, dice con patente felicidad, sabiendo que trabaja en un templo excepcional”, indicó el diario.