¿Un cristiano nunca debe oponerse a nada?
El cantante y compositor católico peruano Luis Enrique Ascoy reflexionó en una ocasión sobre la respuesta a esta pregunta en su página web “Bitácora Zanahoria”.
Ascoy percibía que cada vez que escribía algo en contra de la ideología de género (aborto, eutanasia, matrimonio igualitario, laicismo extremo, feminismo radical, etc.) algunas personas comentaban de inmediato: ¡Cuánto odio! ¿Dónde está tu misericordia? ¿Por qué te molesta que triunfe el “amor”?
Incluso un amigo sacerdote suyo, con buena intención, le comentó: “Hoy en día, la nueva forma de ser profeta, es ser misericordioso. Ya no tanto denunciar sino comprender y aceptar desde el amor”. El cantante se preguntó, ¿esto es así?
Primero, opinaba Ascoy, hay que distinguir lo que es odio de lo que es indignación. El odio, para el cantante, es “un sentimiento profundo de repulsa contra alguien al punto de desear producirle algún daño. La indignación, en cambio, es un sentimiento de enfado contra un acto que se considera injusto, ofensivo o perjudicial”.
El odio se siente contra una persona mientras que la indignación contra un acto o conducta. Toda persona y especialmente todo cristiano deberíamos rechazar el odio en toda circunstancia ¿Pero la indignación? Desde su punto de vista es absolutamente legítimo expresarlo cuando un acto o conducta es injusta o perjudicial.
Todo cristiano, concluye Ascoy, no solo tiene el derecho sino el deber de oponerse con indignación a la mentira, al pecado y a todo aquello que vaya en contra del plan de Dios. Sin embargo, considera que debemos tener cuidado de no caer en el odio y en la violencia.
Si quieres leer más sobre el artículo puedes entrar a su Bitácora Zanahoria