¿Cómo reaccionar frente al informe de Pensilvania y los abusos en la Iglesia?

El martes 14 de agosto la Corte Suprema del estado de Pensilvania, Estados Unidos, publicó un informe sobre abusos cometidos por sacerdotes en los últimos 70 años.

El informe señala a 300 sacerdotes y mil víctimas en 6 diócesis de una de las regiones con más católicos de Estados Unidos, detallando con crudeza extrema los abusos cometidos. El documento revela graves errores -que también calificarían como delitos-  de las autoridades eclesiales, especialmente algunos obispos, que en vez de denunciar los delitos ante las autoridades civiles, encubrieron a los acusados.

Vergüenza, rabia, desesperanza, son solo algunas de las reacciones -bastante naturales- entre los católicos. Lo que todos podemos hacer es rezar por las víctimas, hacer actos de reparación por las ofensas a Dios y orar por la conversión de los abusadores. ¿Qué actitud podemos tomar ante tanto horror? Estas son las sugerencias que hemos recogido de sacerdotes y laicos en las redes sociales:

1.- Prudencia: La información que compartimos no debe ser distorsionada. Si damos una opinión personal, tratemos de presentarla como lo que es, una opinión o postura y no un hecho noticioso. Si no conocemos los datos sobre el asunto, antes de debatir es necesario informarse en las fuentes adecuadas.

2.- Justicia: No se trata de ser benignos con los abusadores pero como cristianos no podemos buscar la venganza ni procurar el sufrimiento ajeno. Los crímenes de estas personas deben ser tratados y enjuiciados con el peso de la ley. Pero nosotros no tenemos la última palabra sobre el asunto.

3.- Templanza: ¡Autocontrol! Es muy importante mantener la calma. Tanto al momento de enfrentar este caso, como en responder acusaciones o palabras -muchas veces maliciosas- de las personas que han encontrado en esta tragedia un motivo más para atacar a la Iglesia. No nos apasionemos al momento de conversar sobre este tema y procuremos escuchar al otro antes que defender con soberbia nuestras opiniones.

4.- Fortaleza: Mantener la calma, no quiere decir que seamos débiles. El pecado del otro no es excusa para que yo peque. La falta de respeto a los ideales de Cristo del otro, no es motivo para yo dejar de creer en Él, ni en la Iglesia que Él fundó y en la que sigue confiando. El amor que Dios te dio al momento de tu conversión, y el amor que te sigue dando, no se mueve por los crímenes de hermanos en la fe. Mantente firme en tus creencias, y se dócil en el trato con otros.

5.- Esperanza: Quizás sea lo más difícil. Pero, al mismo tiempo, es lo más necesario. Estos crímenes, sumados a otros, nos nublan una verdad: el Cielo existe. Cristo, su amor y su relación cotidiana con nosotros, son alimento de la esperanza. Debemos recordar siempre que la muerte y el mal en el mundo no son el final. Y que, por más difícil que parezca, Cristo sigue en este mundo y vale la pena amarlo.

6.- Fe: Esto no debe perjudicar tu amor hacia Cristo. Y esta fe, que nos fue dada como regalo, no debe moverse de tu corazón.

7.-  Amor: ¿Sabes la diferencia entre una persona inocente y una ilusa? La persona ilusa prefiere ignorar que el mal existe. Y quiere vivir en su burbuja de felicidad y de ausencia de pecado. La persona inocente, por el contrario, reconoce que el mal existe, lo ve a la cara pero sabe que si guarda rencor, si se entrega a la ira o la desesperanza, estaría aumentado el mal en él y a su alrededor. Por ello, frente a la maldad, lo mejor es actuar con amor. El amor siempre vencerá al mal. Lo prometió Cristo, el manso e inocente Cordero. Y su promesa sigue vigente.

Y tú, ¿qué opinas de lo que está sucediendo en la Iglesia? ¿Cómo podrías aportar para que estas situaciones no se repitan?

 

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