Cómo el poder del Rosario intervino en el atentado contra Miguel Uribe

Crédito: Wikimedia Commons LuigiVenegas (CC BY 4.0)

Mientras el candidato presidencial Miguel Uribe era víctima de un atentado en Colombia, su abuela Nydia Quintero, de 95 años, rompió un prolongado silencio para rezar el Rosario. Con un escapulario sobre el pecho, pronunció su nombre y pidió un gesto que, una hora después, se cumplió inexplicablemente.

La escena se dio el sábado 7 de junio, a las 4:30 de la tarde, en un apartamento del norte de Bogotá. Tras semanas sin pronunciar palabra, la ex primera dama de la nación pidió a su enfermera, Lis, que le tomara las manos para rezar juntas el Rosario.

Nydia sujetó un escapulario y comenzó a orar. Al terminar el quinto misterio, dijo en voz baja: “Miguel”. Luego, añadió: “Por favor, póngale un pañuelo blanco en la cabeza a Miguel”. La enfermera, confundida, no entendió el sentido del pedido.

Una hora más tarde, Miguel Uribe Turbay, precandidato presidencial y nieto de Nydia, fue víctima de un atentado en el barrio Modelia, en Fontibón. Recibió tres disparos, dos de ellos en la cabeza, por parte de un joven de 15 años.

Lo más asombroso fue lo que ocurrió después. En medio del caos, una mujer, cuya identidad es desconocida para la familia, se abalanzó sobre el cuerpo herido de Miguel y le colocó un pañuelo blanco en la cabeza. Tal como su abuela lo había pedido momentos antes.

La fe de Nydia Quintero

“La historia nos dejó perplejos”, señaló María Victoria Turbay a la revista SEMANA. “Es como una conexión entre madre e hijo”.

Claudia Turbay, otra de las hijas de Nydia, explicó que su madre siente a Miguel como un hijo, pues lo crió desde que tenía cinco años. La madre de Miguel, la periodista Diana Turbay, fue secuestrada por órdenes de Pablo Escobar en 1991 y murió mientras intentaban rescatarla.

“Mi mamá siente a Miguel como un hijo, es una cosa muy profunda. Ella captó, vio y sintió lo que estaba sucediendo”, agregó.

La fe está presente en la vida de Nydia Quintero. Según relató su familia, suele recibir en casa a sacerdotes que le administran la Eucaristía. Esta semana, sus hijos le regalaron una cadena con la Medalla Milagrosa, que no quiso colocarse al cuello, sino sostener con fuerza entre sus manos como un acto de fe.

Julio César, el hijo mayor de Nydia, lleva siempre consigo varias pulseras azules con la imagen de la Medalla Milagrosa. Al igual que sus hermanas, conserva una estampa de San Chárbel, santo libanés, que lleva en su celular.

¡Oremos por la pronta recuperación de Miguel Uribe!

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