Beato Augusto Czartoryski: el príncipe que dejó todo para ser sacerdote

Fuentes: Parroquia Salesiana Espíritu Santo // Mudemo Convicciones

Esta es la historia del Beato Augusto Czartoryski, sacerdote salesiano que decidió renunciar a su derecho a una vida de reyes para convertirse en un servidor de Cristo. 

Aburrido del mundo

Nació en París, el 2 de agosto de 1858. Sus padres se encontraban exiliados en Francia por una situación política difícil en su oriunda Polonia. Ellos eran el príncipe polaco Ladislao Czartoryski y la duquesa española María Amparo Muñoz y Borbón.

Poco a poco se iba aburriendo de su vida política y aristocrática. Cuando cumplió los 20 años escribió a su padre indicándole que estaba cansado de la vida mundana, llena de fiestas y banquetes. 

Entrega a la vida sacerdotal

Empezó a cuestionar su vocación, y tuvo una gran influencia de otro santo polaco, Rafael Kalinowski, canonizado por San Juan Pablo II en 1991, quien fue su profesor por 3 años.

Sin embargo, nada fue tan impactante para él como haber conocido, a sus 25 años, al mismo Don Bosco. Tuvo la oportunidad de ayudarlo en la celebración de una Misa.  Desde ese momento tomó a este santo como modelo a seguir y decidió ser sacerdote salesiano. 

1 año de sacerdocio 

A pesar de esto, Don Bosco pedía más cautela al momento de aceptar a un príncipe a su congregación. Fue el Papa León XIII quien resolvió la duda y pidió a la orden el ingreso del noble a los salesianos.

Después de 2 años de preparación, y después de la muerte de Don Bosco, fue ordenado sacerdote salesiano el 2 de abril de 1892.

Sin embargo, por la exigencia de la vida sacerdotal, y debido a una enfermedad, el sacerdocio duró solo 1 año, pues el Beato murió.

La cuenta de Twitter de “Church in Poland” (“Iglesia en Polonia”) escribió lo siguiente en su muro el 2 de agosto, día en que se conmemora a este beato:

Hoy conmemoramos al BI. Fr. Augusto Czartoryski. Nació en una familia de duques de Polonia. En 1883 en París conoció a San Juan Bosco. A los 29 fue aceptado como noviciado a su nueva congregación. Aún así, por su condición médica, fue ordenado como sacerdote y al año murió”.

¡Beato príncipe Augusto, reza por nosotros!  

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