5 gracias que nos concede diariamente nuestro Ángel de la Guarda
Desde nuestros primeros minutos de vida, Dios nos asigna un ángel que nos cuida hasta el momento de la muerte. Este compañero nos concede gracias día a día para crecer en nuestro camino de fe.
El Catecismo de la Iglesia Católica resalta la importancia de los ángeles de la guarda como muestra de la unión de los fieles con Dios:
“Desde su comienzo (cf Mt 18, 10) hasta la muerte (cf Lc 16, 22), la vida humana está rodeada de su custodia (cf Sal 34, 8; 91, 10-13) y de su intercesión (cf Jb 33, 23-24; Za 1,12; Tb 12, 12). ‘Nadie podrá negar que cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducir su vida’ (San Basilio Magno, Adversus Eunomium, 3, 1: PG 29, 656B). Desde esta tierra, la vida cristiana participa, por la fe, en la sociedad bienaventurada de los ángeles y de los hombres, unidos en Dios.” (CIC 336)
En el libro "Los Ángeles Guardianes: Nuestros Compañeros Celestiales" de TAN Books podemos encontrar 5 gracias que nos otorgan los ángeles guardianes para vivir en santidad.
1. Nos protegen en los peligros
Innumerables instancias de la protección de los Ángeles en peligros físicos pueden citarse de las Sagradas Escrituras, de la vida de los Santos y de la experiencia diaria de personas comunes.
Entre las mencionadas en las Escrituras se encuentran el rescate de Lot y su familia de la ciudad de Sodoma, la protección de los tres jóvenes hebreos en el horno de fuego de Babilonia, la ayuda prestada a Judas Macabeo y su ejército, y el rescate de San Pedro en la prisión.
“Mientras Pedro estaba bajo custodia en la prisión, la Iglesia no cesaba de orar a Dios por él. La noche anterior al día en que Herodes pensaba hacerlo comparecer, Pedro dormía entre los soldados, atado con dos cadenas, y los otros centinelas vigilaban la puerta de la prisión. De pronto, apareció el Ángel del Señor y una luz resplandeció en el calabozo. El Ángel sacudió a Pedro y lo hizo levantar, diciéndole: «¡Levántate rápido!». Entonces las cadenas se le cayeron de las manos” (Hechos 12, 5-7)
2. Nos defienden contra los demonios
En la hora de la tentación, cuando los enemigos del Infierno nos acechan, los santos Ángeles intervienen en nuestro favor y nos ayudan a vencer la astucia del enemigo. Nos fortalecen en la lucha, nos advierten contra las tentaciones, nos revelan las trampas del demonio y nos hacen temer al mal.
3. Inspiran pensamientos santos
El devoto escritor espiritual Hermas indica que, cuando el Ángel de la Guarda se apodera de tu corazón, “habla de justicia, modestia y benignidad, de amor verdadero y piedad. Cuando tales cosas se hacen sentir en tu corazón, sabe que tu santo Ángel está contigo".
4. Nos advierten y amonestan
Antes de que la ciudad de Jerusalén fuera capturada por los romanos, se escucharon voces sobre el Templo que decían: "¡Retiremonos de aquí!" De manera similar, nuestro santo Ángel Guardián a menudo nos insta a abandonar aquellos lugares, compañías, conversaciones, libros y pasatiempos donde el peligro amenaza nuestra alma y donde, debido a su pureza y delicadeza angelical, no puede hacernos compañía.
Su voz nos grita de diversas formas, a través del consejo de un amigo, a través de la lectura de un buen libro, a través de la voz de la conciencia, etc. ¡Con cuánta frecuencia, cuánto amor, cuánta suavidad nos instruye, advierte, ruega e invita!
5. Oran con nosotros y por nosotros
La Sagrada Escritura enseña claramente que los Ángeles oran en nuestro favor. El Profeta Zacarías, al hablar de los Ángeles suplicantes que velaban sobre Jerusalén, dice: "Entonces el ángel del Señor dijo: «Señor de los ejércitos, ¿hasta cuándo esperarás para compadecerte de Jerusalén y de las ciudades de Judá, contra las cuales estás irritado desde hace setenta años?" (Zacarías 1,12).
Y el Arcángel Rafael le dijo a Tobías: "Cuando tú y Sara hacían oración, era yo el que presentaba el memorial de sus peticiones delante de la gloria del Señor" (Tobías 12,12).
¿Pides la intercesión de tu Ángel de la Guarda?