El que se haga pequeño como este niño, será el más grande en el Reino de los Cielos (Mt. 18,4)

Un niño de 6 años dejó una manzana en una capilla de una escuela católica en Fortaleza, Brasil. Los maestros que encontraron la fruta sobre el altar con una nota que decía “gracias Jesús por contestar mi oración. Espero que les guste la manzana”.

Firmaba Daniel Oliveira, un pequeño alumno de primer grado del Colegio Shalom.

La situación que motivó su acción de agradecimiento se remonta a mediados de febrero, cuando él y su madre fueron agredidos por unos delincuentes que le robaron su mochila. Al parecer pensaban que el celular de su mamá podría estar allí.

“Fue al porche y, mirando al cielo, dijo: ‘Jesús, haz que el hombre me devuelva mis cosas. Me gusta mucho mi lonchera, mi mochila y mis libros, por favor'”, cuenta el padre del niño.

Poco días después, con  la ayuda de una señora pudieron recuperar todas sus cosas. Entonces Daniel fue al mismo lugar donde le había hablado a Jesús y le dijo:  “Jesús, muchas gracias. Voy a llevarle una manzana al Señor porque me gusta la manzana y sé que al Señor también le gustará”.

El padre de Daniel afirma con fe: “Vimos lo pequeños que somos. A veces queremos hablar bellamente para agradar a Dios, pero es cuando hablamos con sencillez que Él nos escucha”.

¡Hagamos nuestro corazón semejante al de este niño de 6 años para que Jesús nos reciba en el Reino de los Cielos!

Nota original publicada por ACI Digital

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