San Juan Macías, fue uno de los santos peruanos más reconocidos. Español de nacimiento, terminó siendo el portero de un convento en Lima, Perú. Tomó los hábitos dominicos en el 1622, y llegó a ser tanto confidente de San Martín de Porres como amigo de Santa Rosa de Lima.

Del santo se puede narrar más de mil y un historias. Pero es su burrito quien se lleva el premio al ser considerado el portador de muchos de sus milagros. Es tan famoso, que en algunas imágenes se presenta al santo al lado de su animal amaestrado.

San Juan lo instruyó para saber en qué partes de Lima podría recibir limosna para los pobres. Este paseaba por la ciudad y se detenía cuando alguien quería poner dinero en sus alforjas. Al final del día, regresaba al convento a darle lo recogido a su amo.

Así mismo, iba al mercado para traer los alimentos al convento. Recibía la lista por parte de San Juan y obedecía al pie de la letra. Inclusive, narran los testigos, que cuando algo faltaba en la lista, el burro no partía y golpeaba el suelo. Los monjes revisaban el papel y se daban cuenta que faltaban algunos ingredientes. Al momento de corregir la lista, el animal iba al mercado inmediatamente.

Sin embargo, lo más impresionante fue con quién paseaba este burrito. Al principio, indican los pobladores, San Juan Macías tocaba puerta por puerta con el animal para pedir alimento y dinero para los pobres. Pero a partir de un día, el burro empezó a visitar las casas con otra persona en vez del santo; con un chico de apariencia común. Nadie sabía quién fue este hasta el día de la muerte de San Juan. En su lecho de muerte confesó la identidad del misterioso joven: San Juan Evangelista.

Fuente: exposición del concurso de Pintura Rapida en honor a San Juan Macías. Decima Cuadrilla San Martín.

 

Fuente: exposición del concurso de Pintura Rapida en honor a San Juan Macías. Decima Cuadrilla San Martín.

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