Una de las actividades favoritas del demonio es hacer lo posible para arruinar los matrimonios. Y tiene lógica, ya que como sabemos, el matrimonio es un sacramento instituido por Dios para la conservación del género humano y para ser la primera escuela donde los niños recibirán la fe. ¡Eso es precisamente lo que el demonio quiere evitar!

Por eso, si estas casado o estas pensando en el matrimonio como tu vocación, te recomendamos conocer estas 4 tentaciones del demonio para arruinar los matrimonios y así puedas evitarlas.

1. Convivencia antes del matrimonio

Muchas veces los grandes problemas dentro del matrimonio surgen mucho antes de que este comience, más aún cuando se trata de un pecado grave. No son pocos los jóvenes que afirman “hay que probar viviendo juntos antes de casarnos”, “tenemos que comprobar si en verdad somos compatibles”, “es mejor estar seguros si nos vamos a entender en la intimidad”, etc.

Al optar por esa forma de vida, le están abriendo las puertas de par en par al demonio. En la búsqueda por probar “compatibilidad” terminan viviendo cosas que Dios ha reservado para los que ya han recibido el sacramento; por lo tanto, actúan dándole la espalda a Dios. ¡Justo lo que el demonio quiere!

2. Adulterio

Muchos piensan que el adulterio se reduce a concretar una relación sentimental con alguien que no sea tu cónyuge ¡Pero Cristo nos enseñó que es mucho más que eso!

“Tú lo has escuchado: No cometerás adulterio. Pero yo les digo que todo aquel que mire a una mujer con lujuria, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón”(Mateo 5, 27-28).

El consentimiento de malos pensamientos, la pornografía, las inapropiadas conversaciones por whatsapp, etc, van deteriorando poco a poco cualquier relación. Evítalas por el bien de tu alma y de tu matrimonio.

3. No estar abierto a la vida

El demonio ha tenido bastante éxito en su intento por convencer a las jóvenes parejas de que una de las cosas más importantes que deben tener en cuenta en el matrimonio es saber usar todos los medios posibles para evitar tener hijos. Esto se ha vuelto parte de la cultura anti-vida que tanto ofende a Dios. ¡Nuestro Dios es un Dios de vida!

4. Terminar el día peleados

Es normal que las parejas tengan discusiones, pero los esposos siempre deben tener la disposición de reconciliarse. Si no existe esta disposición le están siguiendo el juego al enemigo.

“Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo“. Efesios 4, 26.

Dios quiere que haya armonía en la familia. Y aunque las diferencias hagan que esta paz no sea posible en el 100% de las ocasiones, no es bueno dejar que dichas tensiones se prolonguen. Recuerden que el demonio es el principal interesado en que los matrimonios fracasen y se valdrá de esas pequeñas peleas sin resolver para lograr su objetivo.

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