Probablemente estés muy familiarizado con el agua bendita. ¿Pero también lo estarás con la sal bendita?

Tanto la sal como el agua bendita son sacramentales, o signos sagrados que disponen a los fieles para recibir una gracia (cf. Sacrosanctum Concilium 60).

Conoce aquí el olvidado poder espiritual de la Sal Bendita

El uso de la sal con fines religiosos por el pueblo de Dios se remonta a miles de años tras hasta el pueblo judío antes de Cristo. Y también fue usado por los cristianos de la Iglesia primitiva, especialmente de rito romano.

Hoy en día el uso de la sal bendita en la liturgia se da con mayor frecuencia en la Forma Extraordinaria, especialmente en exorcismos, bautizo, la reconsagración de un altar, y la bendición del agua bendita. Pero también en la Forma Ordinaria la sal bendita puede ser usada para bendecir el agua.

La sal es también usada para bendecir hogares. Se puede rociar, o incluso dibujar una línea, la cual actúa como una línea espiritual de protección contra los espíritus malignos (es posible que hayas visto esto en las películas de terror… ¡pero es una práctica tradicional católica!). Algunas personas incluso la utilizan en la cocina.

Según el Padre Gabriele Amorth, la propiedad específica de la sal es es la de proteger los lugares contra las influencias o las presencias maléficas. “En casos semejantes suelo aconsejar que pongan sal exorcizada en el umbral de la casa o en los cuatro rincones de la habitación o de las habitaciones que se consideran infestadas” (Habla un exorcista, P. 76)

Si deseas tener un poco de sal bendita consulta con tu sacerdote.

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