2 visiones del purgatorio que nos llaman a rezar por los difuntos
La Iglesia nos invita constantemente a rezar por las almas del purgatorio. Aquí te contamos las razones de dos religiosas para no dejar de orar por los difuntos.
La teología enseña que el purgatorio es un lugar y estado donde las almas que mueren en gracia y amistad de Dios, pero gravadas con faltas ligeras o veniales, atraviesan un proceso de purificación para poder entrar en plenitud de santidad al cielo. Los difuntos, aunque con certeza de su salvación, pasan por un sufrimiento expiatorio aceptando voluntariamente castigos purificadores y la privación momentánea de la visión beatífica.
La Iglesia nos pide orar por las almas del purgatorio
Aunque desean fervientemente la unión con Dios, estas almas permanecerán allí hasta que hayan purificado todo vestigio de culpa y pena. Sin embargo nuestras oraciones pueden ayudarlos.
Si bien se trata de revelaciones privadas, es decir, que no forman parte del depósito de la fe y no hay necesidad de creer en ellas; santa Faustina Kowalska y la beata Ana Catalina de Emmerick nos transmiten sus visiones sobre el este lugar de purificación. A través de ellas podemos reconocer la importancia de rezar por las almas del purgatorio.
Nos dice la beata Ana Catalina:
“Siendo todavía niña fui conducida por una persona, a la cual no conocía, a un lugar que me pareció el purgatorio. Vi muchas almas allí que sufrían vivos dolores y que me suplicaban que rogara por ellas.
“Me parecía haber sido conducida a un profundo abismo donde había un amplio espacio que me impresionó mucho, me llenó de espanto y turbación.
“Vi allí a hombres muy silenciosos y tristes, en cuyo rostro se vislumbraba, a pesar de todo, que en su corazón se alegraban, como si pensaran en la misericordia de Dios. Fuego no vi ninguno; pero conocí que aquellas pobres almas padecían interiormente grandes penas.” (P. Ángel Peña O.A.R., Una maravillosa historia de fe. Beata Ana Catalina Emerick)
“Me suplicaban que rogara por ellas”
“Cuando iba al purgatorio, no sólo conocía a mis amigos, sino también a parientes de ellos, a quienes nunca había visto.
“Entre las almas más abandonadas he visto a aquellas pobres de quien nadie se acuerda y cuyo número es grande, pues muchos hermanos nuestros en la fe no hacen oración por ellas. Por estas pobres almas olvidadas, ruego yo sobre todo.” (P. Ángel Peña O.A.R., Una maravillosa historia de fe. Beata Ana Catalina Emerick)
En una experiencia similar santa Faustina muestra su constancia de orar por las almas del purgatorio:
“Sin embargo yo no dejé de rezar”
“Una noche vino a visitarme una de nuestras hermanas que había muerto hacia dos meses antes(…) . Me sorprendí mucho que después de las plegarias que había ofrecido por ella la vi en un estado más espantoso y pregunté: ¿No te han ayudado nada mis rezos?
“Me contestó que no le ayudaron nada mis rezos y que no le iban a ayudar. (…) Sin embargo yo no dejé de rezar. Después de algún tiempo volvió a visitarme de noche, pero en un estado distinto.
“No estaba entre llamas como antes y su rostro era radiante, los ojos brillaban de alegría y me dijo que yo tenia el amor verdadero al prójimo, que muchas almas se aprovecharon de mis plegarias y me animó a no dejar de [interceder] por las almas que sufrían en el purgatorio y me dijo que ella no iba a permanecer ya por mucho tiempo en el purgatorio.” (Diario. La Divina Misericordia en mi alma , Nota 58)