Santa Catalina de Siena es una de las más grandes místicas del siglo XIV. Solía caer en éxtasis cuando oraba, experimentó de manera invisible los estigmas de Cristo y tuvo visiones del Niño Jesús.

Como si fuera poco, Dios obró en ella un milagro muy poco común ¡le hizo un trasplante de corazón!

En una ocasión Santa Catalina de Siena se encontraba rezando en la capilla de sus hermanos dominicos cuando de pronto cayó en éxtasis. Cuando se recuperó se puso de pie para volver a casa, pero al instante tuvo una visión asombrosa. En esta vio como una hermosa luz bajaba del cielo y la envolvía. En medio de esa luz apareció el Señor quien traía algo en una de sus manos: ¡era un corazón humano! El Señor se acercó a Santa Catalina, abrió uno de los costados de ella e introdujo el corazón que había traído. Mientras lo hacía de dijo a la santa:

“Querida hijita, como el otro día tomé tu corazón, he aquí que te doy el mío con el cual siempre viviréis”.

Luego del episodio Santa Catalina de Siena quedó con una cicatriz en ese costado como prueba del milagro que Dios había obrado en ella.

Su confesor explicaba esto último de esta manera:

“De lo dicho queda la apertura que [El Señor] le hizo en el costado; en signo del milagro ha quedado en aquel lugar un cicatriz, como me han asegurado a mí las compañeras que han podido verla. Queriendo saber la verdad de lo sucedido, ella misma fue obligada a confesármelo”.

¡Sorprendente! ¿No lo creen?

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